sábado, 12 de marzo de 2011

La nueva ética

El Tribual Supremo rechaza indemnizar a unos ciudadanos que fueron perseguidos política y mediáticamente de una forma brutal.

Basándose en una denuncia anónima, se acusó a un grupo de médicos del Severo Ochoa de haber matado a 400 personas "para ahorrar dinero a la Consejería de Sanidad aprovechando la baja condición cultural de los muertos y sus familiares". El hecho de que la acusación la llevara adelante el consejero de Sanidad, Manuel Lamela, con el apoyo de Esperanza Aguirre, engrandeció el montaje. Lamela se hizo muy rico con negocios inmobiliarios miestras ejercía su labor pública y era entrevistado en radios donde se llamaba criminales nazis a estos médicos. Su sucesor, Güemes, yerno del tan polémico Fabra, al conocer la sentencia absolutoria, lejos de alegrarse de que no hubiera asesinos entre sus colaboradores, dijo: "Que no se pueda demostrar la mala praxis no significa que no la haya", obviando la presunción de inocencia que reclama para su familia, tantas veces beneficiada por la Lotería (qué suerte tienen algunos de tocarle la lotería tantas veces...), mientras volvía a criminalizar a los que la sentencia proclamaba inocentes. Incomprensiblemente, ya que ha dedicado 17 años a la política, vive en una de las urbanizaciones más lujosas y exclusivas de España.

Los médicos próximos a Montes fueron purgados, apartados de sus plazas, despedidos o relegados. Algunos tuvieron que abandonar la Comunidad de Madrid para poder trabajar.

El Supremo no ha valorado el daño sufrido en lo moral, lo profesional y lo social. Con esta sentencia legitima la persecución política a la ciudadanía desde las instituciones.

domingo, 6 de marzo de 2011

No más palabras calladas...

Desde hace siglos, la mujer ha estado sometida al hombre, siendo de las peores actuaciones el recurso a la violencia, la falta de libertad y, lo que es muy importante, el derecho a decidir sobre sí misma.
Pero duele pensar y ver que hay situaciones en que ciertas mujeres puedan sentirse viajeras del tren al siglo XIX, un viaje al pasado que a algunos “hombres” no asumen que se es rancio, retrógada y retorcido, cuando sacan un billete para este tren.
La mujer y la sociedad en general no podemos permitir que tantas mujeres marchen “así porque así”. Debemos ser fuertes y sacar nuestras fuerzas para poder pararlo.
¿Acaso debe ser el hombre el que le dé sentido alguno a este artículo? ¿Debe sentirse la mujer identificada con lo que aquí se escriba? Ojala sea SÍ para la primera, y NO para la segunda pregunta.
Debemos y podemos acabar con las cifras que día tras día nos dan como puñetazos en la cara. Porque no son cifras, son personas, son mujeres y madres de niños que los dejan en la escuela y que nunca más volverán a recogerlos. Son mujeres y madres víctimas de unos “descerebrados”, “canallas” y “escorias de la sociedad” que se suman a esos números como el que cuenta sin parar. Son hijas, hermanas y familias enteras las que se quedan desoladas mientras unos “retorcidos” se “salen con la suya”.
Pero esto debe acabar y va acabar. Tenemos que poner entre todas y todos nuestras leyes, derechos, recursos… que sean necesarios para poder decir que ahora nos toca ganar la sociedad.
La mujer y los derechos, los derechos y la mujer. A veces tan cerca y otras veces tan lejos que ni siquiera conocemos. Pues acordémonos también de esas madres, mujeres e hijas que son víctimas de la violencia machista y que no conocen más allá de lo que les quieran dar. De tantos países que no reconocen lo que se debería haber nacido con ello: La IGUALDAD.
Son mujeres inocentes las que “levantan” números y números terribles, pero también son mujeres que la sociedad debe respetar y admirar. Y me refiero a la figura general de la mujer. Es esa figura femenina de la sociedad a la que los hombres tenemos una deuda histórica importante.
Yo me acuerdo día tras día de esta figura, una figura, la figura de la mujer, que también hemos sabido darle el papel que se merece en la calle, en el trabajo, en casa… con esas leyes que tan bien actúan, pero que a veces son insuficientes. DEBEMOS HACER MÁS!!!
Es el nombre MUJER lo que hace despertar la imaginación y el trabajo de todo ser humano. Es el elemento necesario para vivir y que sin duda produce emoción cuando lo nombramos. Es ese nombre que debe quedar plasmado por encima de todos los derechos y libertades del ser humano y que nunca jamás se borrará en los siglos, porque son ellas las que pisan fuerte incluso más que el hombre.
Yo soy una víctima más de esta lacra y un afortunado de tener a la mujer en la sociedad.
Es la MUJER…

José María Martínez Martínez