domingo, 2 de octubre de 2011

El testigo de mi tiempo.

El testigo del tiempo. Así es como he decidido llamar a esta entrada de mi BOLETÍN OFICIAL DE JOSÉ MARÍA (BOJM).
Y es que uno no se da cuenta de cómo pasa el tiempo hasta que no se para en seco a mirar a nuestros cuatro puntos. Y entonces descubre todo lo que hemos venido sembrando este tiempo y la de cosas que hemos cosechado.

Todavía recuerdo el día en el que empecé a estudiar. Cómo lo hice con tantas ganas de aprender algo que veía tan "sencillo" como es Radioterapia. Pasaron los meses y descubrí que la escalera para alcanzar ese sueño, ese objetivo, es muy grande. Muchos peldaños son los que he tenido que subir. Algunos de ellos me los he encontrado rotos... digamos que fue por octubre del año pasado. Pasaron los meses hasta que vas descubriendo que los peldaños que vas pisando son cada vez más fuertes y firmes.

Una vez llegado a febrero vi que esa escalera tiene dos sentidos: el sentido de la "normalidad", del conformismo, del hacer por hacer, y el sentido del "descubrimiento", del saber hacer y querer, del cielo abierto.

Pero pasan las semanas y llegamos a marzo, un marzo que pinta muy pero que muy bien. Un marzo en el que mi escalera empieza a tener barandilla. Y menuda barandilla. Entonces, de pronto, te das cuenta de que no quieres seguir subiendo solo esas escaleras, y no por placer sino por necesidad.

Y ahora mira, llega el verano y vas viendo el final del tramo hasta llegar al día de hoy. A tan sólo un día del comienzo de mi trabajo de estudiante. Mis prácticas. Y lo mejor de esto es que sin quererlo yo y sin verlo tú lo he conseguido.

Sé que algunos de los que lean esto no entenderán de lo que hablo. Pero, ¿sabes qué? No hace falta entenderlo para practicarlo. Así que piensa una idea, escoge un sueño y hazte tu escalera.

Ah, y esta escalera de la que estoy subiendo es MUY SEGURA para mí. Volverá a ser segura para ti. Lo verás, lo veremos.

No hay comentarios: